lunes, 24 de agosto de 2015

Identificarse con un personaje: Yuki Judai (Japanese)/ Jaden Yuki (American)

Aquí mi segunda entrada referente a identificarse con personajes ficticios. Esta vez se lo dedicaré a Judai Yuki / Jaden Yuki.


Judai Yuki es el protagonista de Yu-Gi-Oh! GX. Es un adolescente alegre, despreocupado y que disfruta al máximo el duelo de monstruos, tanto que para él, lo más importante es divertirse y nunca rendirse.





Creo que Judai vive la adolescencia como la vive la mayoría de nosotros:  no pensábamos mucho en matarnos estudiando y, por sobre todo, viviendo lo que se presente hoy, "mañana ya se verá"; típico en esta época en la que somos muy enérgicos y ¿para qué negarlo? Inmaduros.













Judai experimenta un cambio importante cuando su mejor amigo, Johan Andersen, se pierde en la otra dimensión y se siente culpable, a tal punto que actuaba sin pensar y puso en peligro a todos sus demás compañeros que también se preocuparon por él; eso lo llevó a ser manipulado por la oscuridad y se convirtió en "Hao", el emperador del Mundo Oscuro. Después de todo ¿que podría ser peor, que más podría perder?

Es parte de la vida aprender a tropezones, y por esos tropiezos nos damos cuenta que toda acción tiene una consecuencia. Ahora bien: no todos aprendemos al mismo ritmo, ni tampoco interpretamos de la misma manera las cosas y, en la adolescencia, es fácil adoptar actitudes extremistas. La oscuridad en el corazón de Judai podría representar esa situación a la cual no sabemos, como jóvenes, enfrentarnos.





Judai es un buen ejemplo de cómo debemos encontrar el equilibrio en la vida: no todo es diversión, pero tampoco todo es silencio; tampoco se trata de andar por la vida temiendo fallar o lastimar a otros. Suena difícil, y lo es, pero ¿acaso alguien dijo que vivir es fácil?. Yu-Gi-Oh GX no fue un anime/manga que le agradó mucho al público, pero no se puede negar que sus personajes son muy humanos, como cualquiera de nosotros.




Eso fue todo por ahora, nuevamente...

Gracias a todos por leer, y ¡que comience el duelo!


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